Los CTAs ofrecen a sus inversores un producto de inversión global, diseñado con el máximo cuidado y desde todos los puntos de vista, con el objetivo de obtener rentabilidades absolutas, hagan lo que hagan los mercados.

En el primer artículo de esta serie definimos qué son, qué hacen y quién regula a los CTAs, o Commodity Trading Advisors. Estos gestores, normalmente encuadrados en la gestión alternativa, usan exclusivamente futuros y opciones para buscar rentabilidades absolutas, desligadas de la evolución de un índice. Proporcionan una interesante forma de diversificar una cartera de inversión, debido a que sus resultados ofrecen una correlación virtualmente cero con la inversión tradicional, centrada en acciones y los bonos.

El potencial de rentabilidad que ofrecen los CTAs no viene sin embargo libre de riesgos ni vaivenes, sino acompañado de volatilidad. Los fondos de gestión alternativa no viajan en autopista de cuatro carriles, con una suave pendiente positiva. Suben y bajan revirados puertos de montaña por carreteras secundarias, toman curvas y recurvas y pasan de ir en 5ª a poner la marcha atrás. Pero no todos los caminos llevan a Roma y el amplio abanico de estrategias y mercados que utilizan se manifiesta finalmente en el amplio rango de rentabilidades y volatilidades obtenidas dentro del asset class que componen los CTAs.

Para entender mejor qué podemos encontrar dentro de este asset class, vamos a mirar en detalle como diseñan los CTAs sus productos.

¿QUÉ HAY DENTRO DE UN CTA? UN PRODUCTO FINANCIERO DE LA A A LA Z

Lo que define a un CTA es su “producto”, que es lo finalmente ofrece a sus inversores. Se trata de un producto financiero, pero un producto al final y al cabo, que ha sido diseñado, testeado, revisado, mejorado y ha salido al mercado. Y este ciclo no se detiene nunca. Las fases por las que pasa todo CTA para diseñar su producto no difieren mucho de las de uno industrial.

El germen del producto es la visión que tenga el CTA de cómo extraer rentabilidad a los mercados, de forma sostenible y sin despeñarse por el camino. Esta fase conceptual es un intenso ejercicio intelectual y una declaración de intenciones, que marca todo lo que viene después.

A la fase conceptual le sigue la fase de prototipado. Consiste en escribir las reglas concretas que dan forma a la idea original. En función de la complejidad de la idea, esta fase puede ser concluida en 15 minutos o en meses y usando las mejores mentes del planeta. Hay CTAs centrados en la identificación de patrones tan sutiles y tan escondidos en los datos, que sólo con herramientas estadísticas diseñadas a medida pueden ser distinguidos del ruido propio de los mercados. El resultado de esta fase 2 es un algoritmo, escrito en un lenguaje de programación para que pueda ser interpretado por una plataforma de backtesting.

La fase 3 o fase de test, es el momento de la verdad, cuando se sabe si la idea inicial ha producido resultados positivos en el pasado. Un prerrequisito de esta fase es tener acceso a datos de calidad. Los mejores CTAs no se fían de fuentes externas y recopilan cada día billones de movimientos de todos los mercados del mundo. Esta fase de test es normalmente la más larga y difícil y la más subjetiva, donde la experiencia del CTA es un grado. O dos. Se hacen muchas simulaciones en muchas mercados y en muchos timeframes. Los resultados deben ser analizamos desde muchos puntos de vista y son como una manta demasiado corta, siempre por algún lado nos va a entrar frio. Esta fase concluye cuando se eligen los mercados, timeframes y parámetros con los que la estrategia operará en real. El proceso habitual antes de la implementación final es la revisión de los resultados a diferentes niveles, por diferentes personas, para verificar la robustez de las simulaciones, es decir, para intentar asegurar que los resultados son reproducibles en el futuro. Cada CTAs desarrolla su propia metodología para hacer las pruebas de robustez, siendo las más comunes la validación cruzada entre mercados, perturbaciones artificiales de los inputs, aplicación a curvas aleatorias, agregación de datos, análisis de Montecarlo, etc.

Concluida esta fase de test, ya sólo queda la implementación, es decir, juntar todas las piezas del puzzle y poner el sistema en funcionamiento en el mercado real, sea una cuenta con dinero o con capital simulado. Esta fase de implementación debe incluir, entre otras cosas, el estudio del slippage real del sistema. Y la puesta en marcha de un procedimiento de monitorización continua, no sólo de las ordenes reales que va generando, sino también sus resultados debe ser reevaluados y realimentados a la fase de diseño.

Este proceso de diseño, test y optimización se repite una y otra vez hasta tener el conjunto de estrategias que forman el portafolio del CTA. Cómo construir este portafolio, cómo repartir el peso entre las diferentes estrategias basadas en diferentes modelos, con diferentes expectativas en diferentes mercados, es una tarea delicada y crucial para el éxito del programa. La experiencia es, de nuevo, un grado.

Y, finalmente, la última fase, pero no por ello menos difícil: vender el producto, es decir, buscar inversores que estén dispuestos a poner dinero real. Para los CTAs que empiezan, es casi imposible obtener capital externo. Suelen empezar con dinero propio, o de amigos y familiares, para crear un trackrecord real del producto. Una vez que el producto está operando durante unos meses o años es cuando los inversores externos pueden animarse a invertir en él. Pocos inversores invierten en un CTA sin trackrecord real.

TIPOS DE PRODUCTO

Mucha gente cree que los CTAs sólo toman posiciones direccionales a medio o largo plazo. Es cierto que una mayoría de CTA operan así, pero estos gestores alternativos no forman precisamente un grupo homogéneo. Cómo distinguir unos de otros es una tarea cada vez más compleja, pero podemos afirmar que lo que fundamentalmente distingue a un CTA de otro es su visión de cómo sacar rentabilidades positivas venga el mercado que venga. Este posicionamiento inicial tiene su consecuencia en los mercados que el CTA opera y en las estrategias que emplea. Podemos aventurarnos en hacer la siguiente clasificación, aunque el crecimiento, lineal, del número de CTAs y el crecimiento, exponencial, del capital bajo gestión, hace que todos los CTAs caigan en varias categorías. Y algunos en ninguna.

El CTA fundamental

Son traders discrecionales que normalmente operan a mano. El número de mercados que utilizan no suele ser muy elevado (menos de 10), ya que tienden a especializarse en un mercado o sector particular, debido a que estudian a fondo todas las variables que influyen en los precios. Por ejemplo, un CTA especializado en commodities agrícolas toma sus decisiones estudiando el número de hectáreas plantadas, las previsiones meteorológicas, ciertas variables demográficas, variaciones estimadas de los intercambios comerciales entre países productores y consumidores, etc.

Los avances de la tecnología y la creciente facilidad de acceso a los mercados ha propiciado que los CTAs fundamentales sean cada vez menos numerosos. Tienen una visión del mercado más a largo plazo, donde se cumplen los dictados de la macroeconomía y la ley de la oferta y la demanda, que acaban fijando, antes o después, el precio de un activo.

El CTA sistemático

Usan modelos cuantitativos que generan señales de compra y venta. No hace muchos años, cuando la tecnología estaba sólo al acceso de aquellos privilegiados traders que podían permitírsela, estos CTAs tenían una ventaja competitiva, por razones evidentes. Eran una minoría, pero eran imbatibles. La revolución tecnológica ha puesto al alcance de todos nosotros la posibilidad de automatizar el trading y hoy los traders automáticos somos mayoría. Por descontado que esa minoría imbatible no se ha quedado quieta y hoy usan el High Frequency Trading y los Dark Pools para seguir siendo imbatibles. Nunca operaremos todos en igualdad de condiciones, pero esas son las reglas del juego, peces grandes contra peces chicos. Este interesante tema lo podemos hablar en otra ocasión, sólo tienen ustedes que pedírselo al editor.

Un trader sistemático opera en muchos más mercados que un trader discrecional, entre 20 y150 futuros diferentes. Esto es posible debido a que sus estrategias están programadas en una plataforma de trading que vigilan los gráficos y deciden cuando entrar, salir o quedarse.

El CTA de corto plazo

Sus estrategias están basadas en los timeframes más cortos, ticks, segundos o minutos y normalmente cierran sus posiciones cada día. Duermen más tranquilos porque los gaps de un día para otro no les afectan. El número de mercados que operan suele ser reducido, por un problema de capacidad y liquidez. No hay la misma liquidez en una vela de 1 minuto que en la diaria. El slippage que pagan es mayor. La “capacidad limitada” se manifiesta, de forma dramática, cuando el capital bajo gestión crece para ese CTA. Puede que tenga una estrategia espectacular para un timeframe de un minuto y funciona como un reloj suizo con un contrato, pero seria imposible operarla con 100 contratos.

El CTA de medio o largo plazo

Los movimientos intradiarios, generalmente ruido, no les interesan. Abrir sus posiciones puede llevarle días, ya que van colocando poco a poco los contratos. No cierran sus posiciones al cierre de la sesión, sino que las pueden tener abiertas días, semanas, meses. Es habitual que un CTA que va aumentando su capital bajo gestión, tenga que desarrollar estrategias en plazos mas largos, donde la liquidez es mayor.

El CTA seguidor de tendencia

Suelen usar el análisis técnico para determinar cuando un mercado está en tendencia y se dedican simplemente a seguirlas. Se ponen largos si el mercado está en tendencia alcista y cortos si está bajista. Y mantienen esa posición hasta que sus modelos indiquen un cambio de tendencia. Así de fácil. Así de difícil.

El CTA anticipador de tendencia

Buscan patrones históricos que determinan con una posibilidad mayor del 50% que el mercado va a iniciar una tendencia. Sus modelos tienen por tanto un sesgo predictivo y toman sus posiciones antes de que la tendencia sea clara para todo el mundo. La inteligencia artificial y las machine-learning-tecniques son sus herramientas para desarrollar sus modelos.

El CTA contrarian, o anti-tendenciales

Como su nombre indica, sus modelos buscan aprovecharse de la vuelta de los precios a sus medias históricas, identificando cuando se agotan las tendencias y los mercados se dan la vuelta.

El CTA long only

Algunos CTAs buscan atraer a inversores más tradicionales, para los que tomar posiciones cortas es asumir demasiado riesgo, diseñando estrategias que sólo toman posiciones largas. Normalmente hacen un balanceo de posiciones cada cierto tiempo, cerrando las posiciones largas en aquellos mercados que ya no ofrecen potencial de subida y abriendo nuevas posiciones en otros mercados que si las ofrecen. Suelen tener periodos en que el grueso de capital está en efectivo.

El CTA relative value o spread trading

En este tipo de estrategias, se abren de forma simultánea, una posición larga y una corta, buscando aprovechar el movimiento relativo entre los dos activos. Dos estrategias muy habituales son el crush spread, que consiste en ponerse largo de soja y corto de los productos que se fabrican con ella (soy oil o soy meal), y el crack spread, que está largo de petróleo y corto de sus derivados, por ejemplo, gasolina.

El CTA con estrategias de carry

Este tipo de estrategias pueden usarse para explotar los diferenciales de tipo de interés entre países o del “roll yield”, positivo o negativo según sea la estructura de mercado existente, contango o backwardation. También se aprovechan de los movimientos de los precios de un activo cuando se acerca al vencimiento, ya que precio del futuro debe converger obligatoriamente al precio del subyacente en la fecha de vencimiento.

El CTA de opciones

Hay CTAs especializados en el uso de opciones para sus estrategias. Muchos de ellos son market-neutral, comprando o vendiendo simultáneamente puts y calls. Otros buscan beneficiarse de los cambios en la volatilidad de los mercados, ya que las opciones son un instrumento muy sensible a ésta