Quiero aprovechar la ocasión que me brinda Hispatrading para intentar dar una visión más exacta de lo que, según mi punto de vista, el análisis técnico puede aportar a la toma de decisiones de inversión.

El primer gran mito acerca del análisis técnico es que es una herramienta que sólo sirve para el corto plazo. Nada más lejos de la realidad. Los fundamentos en los que se basa son aplicables a la base temporal que nosotros escojamos. Podemos trabajar con gráficos mensuales, semanales, diarios, horarios o de 5 minutos. Y cada uno de ellos determinará la tendencia en cada uno de esos plazos. De hecho, es clave en cualquier estudio que realicemos, empezar por el largo plazo para ir aproximándonos poco a poco al más corto plazo. De esta manera tendremos una visión estructural y coyuntural del momento de tendencia en el que el activo analizado se encuentra.

Otro de los grandes mitos del análisis técnico es que debe ser la única herramienta que utilicemos para la toma de decisiones de compra y venta. Si bien es cierto que uno de los pilares en los que se apoya este tipo de análisis es que toda la información acerca de un activo está recogida en los precios de cotización (por tanto, no es necesario analizar nada más), resulta un error, desde mi punto de vista, pensar así.

A final de cuentas, este acercamiento a los mercados se basa en el análisis empírico (no matematizable) de comportamientos pasados. La formación de los precios se basa en las decisiones de una enorme multitud de participantes y la observación pasada de los gráficos muestra como un determinado comportamiento en los precios suele derivar en un movimiento futuro de los mismos en una dirección concreta. Básicamente, cuando analizamos un gráfico estamos estudiando el comportamiento de una masa enorme de inversores los cuales suelen comportarse de manera similar ante situaciones parecidas. Por ello, el análisis técnico debe ser percibido como la representación de la psicología colectiva.

Sin embargo, existen siempre múltiples alternativas. En realidad, lo que el análisis técnico nos ofrece es una probabilidad, no medible, de lo que los precios podrían hacer ante una configuración previa de los mismos. Es por ello que siempre que se adopta una estrategia de inversión basada en este tipo de análisis se debe acompañar de un stop o, dicho de otra manera, de un nivel cuya ruptura o superación anula la probabilidad de un determinado movimiento esperado. Por lo tanto, el análisis técnico es una herramienta muy útil para controlar el riesgo que se asume cada vez que se adopta una decisión de inversión, pero no la única.

Según mi experiencia, se obtienen muchos mejores resultados cuando combinamos el análisis técnico con el análisis fundamental. A fin de cuentas y tomando como ejemplo la cotización de cualquier empresa, el precio no es más que el reflejo de la capacidad de generación de beneficios. Cuando la cotización de un valor supera una resistencia, lo que estamos viendo en realidad es a una mayoría de inversores incrementando sus expectativas de beneficios futuros o rentabilidad de una empresa. Por ello, cuanto más conozcamos los fundamentos de las empresas que cotizan, más seguridad tendremos a la hora de determinar si una señal técnica alcista o bajista tiene base suficiente para de ser cierta o no.

De igual manera, el conocimiento del entorno macroeconómico es básico. Debemos tener presente que la evolución de las ventas de las empresas depende de manera directa (salvo en casos muy concretos) del crecimiento de la economía. Además, la rentabilidad de una empresa es interesante o no en función de la rentabilidad alternativa de otros activos. Si, por ejemplo, un activo de renta fija muy seguro (un bono del Estado por ejemplo) ofrece una rentabilidad del 6%, es poco probable que una señal alcista en un valor que ofrece una rentabilidad del 4% vaya a ser válida.

Por ello, debemos conocer cuáles son los catalizadores relevantes de las empresas que compramos y vendemos para poder valorar de manera más exacta si una señal técnica determinada va a tener éxito o no. Es cierto que en muchas ocasiones no tenemos la información suficiente como para hacer una valoración de este estilo pero se debe ser consciente de que la probabilidad de éxito es mayor si somos capaces de fusionar las dos herramientas.

Sirva de ejemplo el caso de Viscofan. El fabricante de envolturas alimentarias publicó sus resultados el jueves de la semana pasada los cuales mostraron una evolución de sus ventas trimestrales por encima de lo esperado. Además, fueron capaces de recudir sus costes de explotación lo que se traduce en una mayor rentabilidad esperada del negocio.

Tal y como puede verse en el gráfico, estos importantes catalizadores se tradujeron en una apertura en hueco alcista por encima del mínimo decreciente (38,785) de la estructura correctiva que Viscofan inició en octubre del año pasado. Además, el cierre de la sesión del jueves se situó por encima de la directriz bajista que se puede construir uniendo el máximo de octubre 2013 con el máximo de enero 2014.

La ruptura de estas resistencias indica que es altamente probable que el periodo correctivo previo haya terminado y que se haya iniciado una tendencia alcista nueva. Pero lo importante aquí es que la ruptura de estas resistencias se apoya en un catalizador muy importante que eleva la probabilidad de que el escenario técnico que se plantea sea correcto.

En este caso, deberíamos haber comprado en la subasta de apertura del jueves y deberíamos haber añadido más posición larga el viernes cuando Viscofan retrocedió hasta la directriz bajista superada el jueves. Y, obviamente, el stop debe colocarse por debajo de 38,785 que es el nivel cuya superación dio la señal de compra comentada.