En este artículo analizaremos un ejemplo real que nos mostrará cómo la diversificación en la gestión tiene una incidencia directa en los resultados y volatilidad de nuestra curva de resultados

Tradicionalmente se gestionan las carteras asignando un porcentaje del capital total a uno u otro activo, dependiendo de las expectativas de los mercados y la correlación entre ellos. De forma generalista se podía asignar un porcentaje a renta variable y otro porcentaje a renta fija, variando estos con el paso del tiempo.

Pero, ¿incorporar inversiones alternativas no dependientes de los mercados aporta diversificación y valor a la gestión tradicional?

En este artículo voy a realizar un estudio comparativo entre 4 supuestos de gestión:

1. 100% Renta Variable.

2. 50% capital a Renta variable y 50% porcentaje a Renta Fija, sin modificarlos en el tiempo. Se marcan los porcentajes inicialmente y se mantienen en el tiempo, sin reequilibrar.

3. 50% capital a Renta variable y 50% porcentaje a Renta Fija, pero haciendo reequilibrios periódicos (trimestrales) para mantener los porcentajes de renta variable y fija proporcionales a las variaciones del capital total.

4. Asignar un 80% del capital dedicado a la gestión anterior (punto 2) y un 20% a una cartera de sistemas.

Asunciones para los cálculos:

– Como benchmark de renta variable hemos tomado el ETF más líquido sobre el S&P500 (SPY) que permite el reequilibrio de forma eficaz y sencilla.

– De la parte de gestión tradicional asignaremos 50% RV y 50% RF. Estos porcentajes pueden ser variados y optimizados.

– El reequilibrio se hará trimestralmente, es decir, que cada 3 meses revisaremos las variaciones de capital total y reasignaremos porcentajes establecidos inicialmente del 50%-50%. Estos parámetros y periodicidad del reequilibrio también podrían ser optimizables.

– Como sistemas tan solo utilizaremos aquellos que hayan estado en real/auditado durante el periodo estudiado. No son datos backtesting, sino ejecutados en cuentas reales.

– Por ello, el periodo a estudio será desde el 1/1/2013 a la actualidad. Si utilizáramos datos anteriores a esta fecha tendríamos que hacer cálculos con datos de backtesting (no reales/simulados) para los sistemas y podría desvirtuar la veracidad del estudio. Pero es suficiente para observar la aportación o no de los sistemas a la gestión tradicional.

– Partimos de un capital inicial de 250.000€

– La evolución del mercado de renta variable durante el periodo estudiado ha sido el mostrado en la Figura 1.

– Este mercado nos servirá de benchmark para comparar con los otros estilos de gestión adoptados.

Y la evolución y comportamiento de los diferentes estilos de gestión partiendo de 250.000€ sería la que se muestra en la Figura 2, donde se aprecia que la combinación de RV+RF+Sistemas obtiene mayores resultados y rendimientos que los otros estilos de gestión tradicional, siendo algo más rentable realizar el reequilibrio que mantener las posiciones estáticas.

La siguiente tabla comparativa muestra los datos numéricos de los estilos de gestión y el benchmark:

Observando estos datos podemos sacar las siguientes conclusiones:

– Lo que más rentabilidad ha aportado durante estos 2 años alcistas ha sido mantener 100% del capital en RV (SPY), pero asumiendo riesgos y retrocesos bastante mayores.

– El menor retroceso o DrawDown, y por lo tanto menor riesgo, ha venido por la cartera diversificada con Sistemas (MaxDD=2.5%), en comparación con el 7.7% de la Renta Variable.

– La mejor relación rentabilidad/Riesgo viene dada por la cartera diversificada con Sistemas. Siendo la RV sola la que menor ratio obtiene (5.18).

– Por lo tanto, la inclusión de una cartera de activos de retornos absolutos como inversión alternativa aporta diversificación a la cartera de Renta Variable y Renta fija gestionadas tradicionalmente. Dedicando tan solo un 20% a la cartera de Sistemas, y el 80% restante gestionado tradicionalmente.

– Los Sistemas por sí solos y como Inversión Alternativa, ofrecen altas volatilidades y riesgos al capital en la mayoría de los casos, pero combinados con otro tipo de activos, destinando un porcentaje relativamente bajo del capital, redujeron la volatilidad y riesgo de la cartera e incrementaron la rentabilidad y los ratios de la cartera total.