El análisis intermercado nos ayudará a anticipar las tendencias de multitud de activos. Continuamos viendo cómo el dólar nos dará la clave.
De una situación inflacionista en los 70 con las commodities en vogue, hemos presenciado la desinflación de los 80 y 90, y al entrar en el nuevo milenio, han aumentado temores de una deflación, temores que siguen caracterizando las actuales relaciones intermercado. Veremos a continuación como algunas de las relaciones históricas descritas en la primera parte del artículo se han visto alteradas después de los choques deflacionistas de estas últimas décadas: el pinchazo de la burbuja en Japón a principios de los 90; la crisis financiera asiática a finales de los 90; y el colapso en el sector inmobiliario a mediados del 2008.
El dólar y los demás mercados en un contexto deflacionista
En un contexto deflacionista, las bolsas y las materias primas desarrollan una correlación positiva entre ellas pero a la vez inversa a los bonos. Los intentos por parte de las autoridades monetarias por re-inflar la economía – la fed devaluando el dólar, por ejemplo, se traducen por precios más altos en las materias primas. Dado que dólar y commodities operan a la inversa, estas últimas exhiben una tendencia alcista, aunque no duradera.
Sabiendo que las bolsas y las materias primas muestran una correlación positiva, un desplome en uno de estos activos nos alerta de que el otro muy pronto empezará a tambalear también. En el ejemplo a continuación observamos que no solamente las materias primas se han adelantado a la bolsa sino también los bonos. Según explica Murphy no hay un mercado que lidere específicamente el otro. Lo que procura el analista es un cambio significativo en un activo y a la vez una confirmación (o falta de) con el activo con el que, por lógica, debería estar correlacionado. Esta falta de confirmación conlleva a un desequilibrio que tarde o temprano tiene a causar una vuelta a la correlación habitual (vía una confirmación técnica), movimiento en el cual capitaliza el inversor.
Una de las relaciones más consistentes es sin duda la que se aprecia entre materias primas y el dólar, visible en la imagen a continuación (Ver Figura1 1), y que se expresa en una relación inversa (línea roja). modo de chequeo tenemos un cambio de dirección en el S&P 500, que fue señalado por una caída en las materias primas (1). Aquí vemos como la correlación positiva que conocíamos del contexto inflacionista, deviene una relación inversa entre la bolsa y el dólar americanos, vía lo que sucede en las commodities.
Figura 1. Relacióin entre materias primas y dólar
Para un operador en divisas, la rotura del soporte en el S&P500 (2) fue una alarma temprana que llevaría a la expectativa de ver un franqueo al alza en el dólar (3). En este caso, fue la bolsa que nos sirvió de indicador adelantado para lo que ocurriría con el dólar.
Otra manera de adelantarse a cambios de rumbo en el dólar es analizando lo que sucede con China como gran importador de materias primas, o con países como Brasil que es exportador de materias primas. Las commodities están muy relacionadas con estos mercados emergentes ya que muchos de estos países son consumidores o exportadores de materias primas. De ahí que pares como el AUD/USD y CAD/USD se denominen también commodity-currencies.
A su vez, una tendencia bajista del dólar tiene un impacto positivo en las bolsas no-americanas en el sentido en que si el dólar cae, con ello se benefician las bolsas no americanas, y vice versa, con un dólar fuerte aquellas se ven debilitadas. Se puede dar el caso que el dólar exhiba una subida de cotización y que todas las bolsas bajen (incluso la americana, que en un contexto deflacionista tendría una correlación inversa). Pero en este caso las no-americanas tenderían a caer con más fuerza.
Otra manera de visualizar la relación entre bolsas y divisas es seguir los pares de divisas más asociados al apetito de riesgo (AUD/JPY, AUD/USD, EURUSD, CAD/JPY, NOK/USD) en relación al S&P 500, por ejemplo. Un nuevo máximo en el índice que no venga confirmado por nuevos máximos en estos pares, representa una falta de confirmación.
En la Figura 2 vemos el ratio entre los mercados globales y el S&P500, comparado con el dólar ilustrando esa correlación inversa casi perfecta. Esto significa que cuando el ratio baja (línea azul) es debido a que los mercados globales están más débiles que el americano, cuya fortaleza se manifiesta también en el dólar (línea verde). El caso opuesto, cuando el ratio sube, significa que los mercados globales están exhibiendo un rendimiento superior a la bolsa americana, lo que se traduce por un dólar bajista.
Figura 2. Ratio entre mercados globales y S&P 500
Una técnica más para analizar la relación que acabamos de describir es comparando índices de bolsas europeas y el euro. (Ver Figura 3) Sea dicho de paso que la cotización del euro es prácticamente inversa al índice del dólar ya que con un peso superior al 60% es uno de sus grandes componentes. La rotura del soporte que se observó en las bolsas europeas en Abril hizo que la apreciación del euro durante ese mes no tuviera mucha credibilidad. Poco después, a inicios de Mayo vemos como los tres mercados se desploman exhibiendo una correlación muy positiva.
Figura 3. Europe 350 Shares (IEV) NYSE+BATS
Resumen
Al integrar este tipo de análisis a nuestro trabajo podemos adquirir una nueva dimensión llegando a saber cuando un mercado impacta y se adelanta a otro. Se trata de aplicar cierta la lógica a las relaciones entre varios mercados y de utilizar herramientas técnicas tradicionales para detectar distorsiones es esa lógica. Es recomendable que todas las relaciones se vigilen con coeficiente de correlación. Cuando el grado de correlación no es muy significativo (independientemente si se trata de una correlación positiva o negativa), John Murphy sugiere dejar de lado el análisis intermercado y volver a lo más tradicional, hasta que la correlación se recomponga.
Para acabar añadiría lo que repetidas veces nos ha dicho el gestor de fondos escocés Hugh Hendry, que los mercados responden muchas veces sin tener en cuenta las expectativas de la mayoría, incluso con una ironía, que solamente recompensa a aquellos que osan pensar más allá de la lógica.