La comprensión de los factores relacionados con el Producto Interior Bruto (PIB) puede ser útil para contextualizar la actividad económica adecuadamente.

Una vez vistos en números anteriores los indicadores adelantados más importantes y de mayor impacto en el mercado, y también la producción industrial, podemos adentrarnos en el principal indicador de crecimiento de los países desarrollados: el Producto Interior Bruto. El PIB es un indicador que mide, en su valor monetario, el total de los bienes y servicios finales que produce un país en un periodo dado. Normalmente, un trimestre o un año.

El PIB se utiliza fundamentalmente para medir el comportamiento global de una economía. Si aumenta la producción de bienes y servicios finales, entenderemos que la economía mejora.

Es importante entender que el PIB es solo una unidad de medida económica. No nos dice nada de la calidad de vida dentro de un país. Para ello, tendríamos que atender a otros indicadores, como por ejemplo el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que también tienen las limitaciones propias de tratar de resumir una realidad compleja en un solo dato. En cualquier caso, el IDH mide el desarrollo de un país a través de tres variables: la esperanza de vida al nacer, el logro educacional (alfabetización de adultos y la tasa bruta de matriculación primaria, secundaria y terciaria combinada) y el PIB real per cápita (expresado en PPA, Paridad de Poder Adquisitivo). En este sentido, tanto el FMI como el Banco Mundial suelen medir el PIB de acuerdo a la paridad del poder adquisitivo. Con estos dos últimos indicadores se hace posible comparar de una manera más realista las diferencias entre el nivel de vida de distintos países.

El PIB no incluye, además, las externalidades, la autoproducción, las ventas de segunda mano o el voluntariado, entre otras cosas.
Así, conociendo sus limitaciones, podremos adentrarnos en su forma de cálculo. Para medir el PIB podemos emplear tres procedimientos. Es correcto por lo tanto decir que hay varias definiciones del PIB. El enfoque más evidente es el que entiende el PIB como flujo de productos. Es decir, como el valor monetario final de todos los bienes y servicios producidos.

Desde el segundo enfoque, el PIB se puede medir a partir del gasto: se obtendría el PIB sumando el gasto que tiene lugar cuando se vende la producción.

Finalmente, y puesto que todos los gastos se van a recibir como ingresos, el último enfoque contempla el cálculo del PIB valorando los ingresos del productor. Es decir, como el total de los de ingresos de los factores que son los costes de producción de los bienes finales.

En cualquier caso, dará igual cómo se mida, como un flujo de productos (sumando los bienes y servicios finales), como costes o como beneficios, puesto que el resultado final será el mismo en los tres casos.

Desde el punto de vista del gasto, el PIB es la suma del gasto privado, la inversión privada, los gastos e inversión del Estado y las exportaciones menos las importaciones.

El PIB desde el punto de vista de los ingresos es la suma de los sueldos y los salarios, intereses, alquileres y beneficios, los impuestos indirectos y la depreciación.

El PIB es diferente de otros indicadores que tratan de medir también la actividad económica, como por ejemplo el Producto Nacional Bruto. Éste mide en valor monetario todos los bienes y servicios producidos por empresas de un país sea donde sea que lo hayan hecho. En cambio el PIB mide lo mismo pero de todas las empresas que operan dentro del país, sean de la nacionalidad que sean.

Cuando caracterizamos el producto interior como “bruto”, significa que no se tiene en cuenta las depreciaciones. Esto es debido a que es realmente complicado medirlas con exactitud.

Una duda que podría surgir es que el dato de PIB podría aumentar siempre exclusivamente porque como los precios suben, así el valor final de toda la producción deberá subir también. Para evitar esto, el PIB, como otros muchos datos puede calcularse a precios reales (o constantes). Estos precios descuentan la inflación. Para ello, se utiliza el deflactor del PIB.

El PIB a precios reales será igual al PIB nominal / deflactor PIB.

En EEUU, el PIB lo calcula el BEA (Bureau of Economic Analysis, www.bea.gov, del Departamento de Comercio). Para el cálculo, se toman datos de una gran variedad de fuentes: encuestas, declaraciones de IRPF, otros datos macro, etc. La fuente más importante es la contabilidad de las empresas.
Para que en el cálculo del dato se evite la doble contabilización (que se puede producir en cualquiera de los enfoques que se use) solo se tiene en cuenta los bienes finales. En el enfoque de los ingresos, se suma tan solo el valor añadido de la empresa (que es la diferencia entre sus ventas y sus compras de materiales y servicios a otras).

Una vez publicado el dato, debemos estar muy atentos a las revisiones. Primero se ofrece un dato provisional, para después realizar dos previsiones hasta el definitivo, según se van recopilando nuevos datos. La diferencia entre el dato provisional y las revisiones es muy significativa: a veces los mercados descuentan el primer dato y se mueven con mucha volatilidad si los nuevos datos son muy diferentes al primero.

El BEA, con datos entre 1978 y el año 2000 realizó las siguientes estimaciones:

Entre el dato provisional y la primera revisión mostró una diferencia entre -0,5% y +0,7%.
Entre el dato provisional y la segunda revisión mostró una diferencia entre -0,6% y +0,9%.
Entre la primera y la segunda revisión, la diferencia fue más pequeña: entre -0,3% y +0,4%.

Como vemos, las diferencias son importantes, pues entre el dato preliminar y el definitivo ¡podría haber una diferencia de casi un punto!

El PIB es un indicador atrasado de la economía. Por ello, el impacto del PIB en los mercados suele ser limitado. Sin embargo, cuando se producen sorpresas y fuertes revisiones, afecta de forma poderosa a los mercados financieros. Así, en el gráfico, de la Figura 3 vemos el impacto producido en el futuro del S&P500 una revisión negativa de 5 p.b. en el PIB y un dato 1 p.b. por debajo de lo esperado. Por ello nunca podemos dejar de estar atentos a su publicación. En cualquier caso, el ciclo del crecimiento y el de la bolsa pueden ir por caminos muy diferentes.