Hace poco alguien me preguntó en qué consistían los indicadores de amplitud y se me ocurrió que la mejor forma de explicarlo es la más simple: “consiste en contar el número de valores que”…
Me quedé tan contento y mi interlocutor quedó perplejo, así que volvió a preguntarme: “¿Valores que qué?”
No podía dar crédito a mi respuesta y no suponía lo cerca que estaba de darse él mismo una respuesta acertada: “¿Qué suben? ¿Qué bajan? ¿Qué qué?”
Ya estaba dada la respuesta. “Que suben, que bajan o todos los qués que se te ocurran”. Puedes contar los valores que están por encima de una media o por debajo, los valores cuyo estocástico esté en sobrecompra y los que estén en sobreventa, lo que se te ocurra. Siempre que cuentes los valores que hacen una determinada cosa, estás ante un indicador de amplitud y el prototipo es contar el número de valores que suben y bajan”.
LA LÍNEA A-D, EL ORIGEN DE TODO
Solemos trabajar con la Línea de Avance y Descenso del mercado americano. Los puristas trabajan con la del Nyse pero nosotros preferimos la suma del Nyse y el Nasdaq. Entendemos que cuando en 1975 los McClellan crearon su Oscilador y dieron sentido a los indicadores de amplitud, había que contar en el Nyse, pero los tiempos cambian y quien ahora mismo ignore al Nasdaq puede estarse perdiendo matices importantes.
Por tanto, tomamos el número de valores que suben y el número de valores que bajan cada día y conformamos la Línea de Avance y Descenso restando los que bajan de los que suben como podemos observar en la Figura 1.
Aquí está. Suele denominarse Línea A-D y sirve para poco tal y como se presenta ‘en bruto’, pero es el punto de partida para construir la más colosal máquina imaginable para sincronizarse con el mercado, es decir, comprar cuando se empieza a subir y no cuando se termina la subida.
¿Qué hacer con esta amalgama de datos cambiantes para que adquieran sentido y nos ayuden a tomar decisiones? Existen dos líneas de trabajo, complementarias entre sí, de las que resultan los dos indicadores de amplitud fundamentales.
EL OSCILADOR MCCLELLAN
La primera de ellas consiste en trabajar directamente con estos datos y aplicarles un sencillo razonamiento. Cuando la media exponencial del 10% (19 periodos) cruce al alza a la media exponencial del 5% (39 periodos) de la Línea A-D tendremos oportunidades de entrada (Figura 2).
Para ayudar en la visualización, los periodos presuntamente alcistas se representan en verde y los teóricamente bajistas en rojo, pero para que de verdad sea efectivo hay que crear un oscilador con las diferencias entre las dos líneas y gráficamente tendremos un resultado mucho más evidente. Esta fue la gran aportación del matrimonio McClellan, el Oscilador que lleva su nombre (Figura 3).
El resultado salta a la vista y aunque es muy matizable y hay que conjugarlo con otros indicadores, en líneas generales, un cruce al alza del Oscilador McClellan por el cero es una oportunidad alcista y un cruce a la baja debería ser una oportunidad bajista, lo que se cumple con menos frecuencia.
LA LÍNEA AD
La segunda línea de trabajo es a la que vamos a dedicar el resto de este artículo y no es otra que la conformación de la Línea AD (Advance/Decline Line en terminología anglosajona), sus utilidades e incluso algún sistema de inversión basado en ella.
Comencemos definiendo la Línea AD como la suma acumulada de la Línea A-D, sin más. Y la graficaremos (Figura 4).
La he representado en el mismo espacio que el precio porque su principal utilidad es por comparación. El número que refleje no significa nada y dado que es una suma acumulada, el valor dependerá de la antigüedad de la base de datos, lo importante es el “dibujo”. En líneas generales, la Línea AD nos mide la “salud” de la tendencia. Si el mercado sube y la Línea AD no lo hace, mala cosa.
En las elipses podemos apreciar momentos en los que la Línea AD no ha respondido con máximos a los máximos del precio del S&P 500 y las bajadas posteriores que se han observado en el mercado. No siempre avisa, pero cuando avisa conviene estar alerta.
Pero hay mucho más. La Línea AD puede ser objeto de un análisis chartista exactamente igual que el precio. Al fin y al cabo es una línea continua que podría ser considerada un índice. E igual que en los gráficos usamos medias de referencia para orientarnos acerca de la evolución de un valor o si es bajista o alcista en un determinado plazo, en el caso de la Línea AD se puede hacer exactamente lo mismo. En mis gráficos uso la misma media para los dos, la ponderada de 150 sesiones, y viene a ser un poco la frontera entre lo que considero un mercado alcista y un mercado bajista (Figura 5).
Veamos los resultados de aplicar la media y el análisis a la Línea AD. Empezando por la media, en este gráfico del Ibex se pude observar cómo a pesar de que el precio sí estuvo en bastantes ocasiones por encima de la misma, la Línea AD desmentía absolutamente que existiera fortaleza suficiente en el selectivo español.
En cuanto al análisis chartista, muy simple. Tomando las mismas referencias que en el precio, trazamos una línea, una directriz en este caso bajista, y suponemos que mientras no sea perforada el mercado no estará preparado para salir al alza. El precio tardó un mes y medio en confirmar lo que había dicho la Línea AD mucho antes y además lo hizo a un precio muy superior. Y respecto al cruce por la media, también se produjo unos días antes en la Línea AD, después de la señal chartista, por lo que se reforzaba la idea de que se cambiaba de fase.
Curiosamente, en la corrección (o lateral, según qué índices) de finales del año pasado, todos los mercados europeos tardaron mucho más en ofrecernos una señal chartista que la Línea AD.
La Línea ADn
Como la Línea AD resulta en ocasiones poco operativa para las señales de corto plazo o arroja dudas respecto a la validez de las señales de Oscilador McClellan, se le puede aplicar un RSI o un estocástico. Hace algunos años que Ángel Matute, siguiendo las líneas trazadas por Tushar Chande, descubrió la validez singular del estocástico de 21 periodos y suavizado con una media exponencial de 7 aplicado a la Línea AD, obteniendo lo que nosotros llamamos Línea ADn (Figura 6).
En nuestra forma de entender el mercado, lo que buscamos son momentos que estadísticamente nos proporcionen ventajas de que la salida al alza es buena, que no va a retroceder por debajo de ese último máximo y lo obtenemos con una gran probabilidad de acierto cuando la Línea ADn cruza al alza el nivel 20 después de haber estado por debajo, en lo que en el argot bursátil se entiende por sobrevendido. En determinadas circunstancias, aceptamos entradas cuando el Oscilador da señal y la Línea ADn ha bajado por debajo del nivel 50 y en ningún caso si no ha bajado de este nivel.
Cabe destacar que las aplicaciones de la Línea ADn son inmensas. Un buen ejemplo de ello es el sistema que nuestro buen amigo Carlos Sancho mantiene para el mercado americano desde hace tiempo, basado en exclusiva en los cruces de dos líneas de este tipo, una rápida y una lenta, al modo estocástico puro (Figura 7).
En líneas generales, si la Línea Azul (rápida) ha llegado al sobrevendido, la señal se produce cuando corta a la roja (lenta) si dicho corte se produce con rapidez y actúa ajustando los stops cuando se produce el cruce contrario en la zona alta, cuando el indicador está por encima de 80 en lo que entendemos como sobrecomprado.
Y ya que hablamos de sistemas, para los seguidores del ultra largo plazo existe un sistema basado en un derivado de la Línea AD realmente curioso y efectivo en los últimos tiempos (no tanto antes de 2002). Conocí de su existencia a través de José Luis Cárpatos y se basa en la creación de una Línea AD en el Nyse que sume los incrementos o decrementos porcentuales diarios en lugar de los valores absolutos y aplicar la media de un año.
Se genera una señal alcista cuando la Línea AD% cruza al alza a la media de un año (la he calculado en 252 sesiones) y se cierra el largo cuando cruza a la baja. No recomienda seguir el sistema a la inversa y abrir posiciones cortas cuando se cierran los largos. El resultado, desde 2002 , puede observarse en la Figura 8.
Soporta grandes drawdowns y no es apto para quien mire todo el día el resultado de sus inversiones, pero efectivo, es. Y aunque sea solo para saber cuando no se debe seguir largo en el mercado, ya es una gran aportación. Eso sí, más hacia atrás en el tiempo no se comporta tan noblemente y se engancha más frecuentemente con entradas y salidas hasta que encuentra el rumbo definitivo. Pero en esta fase de mercado, casi impecable.
Los indicadores de amplitud son un mundo por explorar. Muy desconocidos en España y cada vez más seguidos en Estados Unidos, donde el Market Report de Tom McClellan, el hijo de los creadores del Oscilador, cuenta con miles de seguidores.
Casi al comienzo del artículo dije al hablar de la Línea A-D que “es el punto de partida para construir la más colosal máquina imaginable para sincronizarse con el mercado, es decir, comprar cuando se empieza a subir y no cuando se termina la subida”. Evidentemente, una afirmación como esta no puede quedar en el aire y habrá que aportar pruebas de que efectivamente es así y que merece la pena iniciarse en este tipo de análisis.
Empezamos con una simple tabla de Excel y la adopción de potentes graficadores y las aportaciones de varios programadores al proyecto, entre los que deseo destacar expresamente a Óscar Bailo (KChis10) y a José Manuel Gómez (Joserain4), nos lleva a poder demostrarlo gráficamente. No todo en el sistema es programable, pero han conseguido reflejarlo casi todo. El resultado se puede ver en la Figura 9. “La más colosal máquina de sincronizarse con el mercado…” Son casi todos los puntos de entrada y cada señal está identificada con un color en función de la fiabilidad que la otorgamos y del potencial esperado. Las salidas, como siempre, son harina de otro costal, un auténtico arte, y nos llevarán un artículo específico.