En el número actual el Dr.S.Sivaraman nos habla de la lógica del mercado. Una lógica que, como habrás podido leer, más bien que lógica parece un proceso totalmente contrario a ella. Y es que parece que el mercado de lógico en muchos casos no tiene mucho, o por lo menos para la mayoría. Como él comenta el mercado produce movimientos que en vez de dar pistas sobre lo que está a punto de suceder son más bien trampas que nos indican lo contrario de lo que está a punto de ocurrir. Una auténtica locura para todo trader que comience por estos lares.

Y es que efectivamente vemos como el mercado a menudo parece programado para, tal y como se dice muchas veces, hacer lo que a la mayoría le es más perjudicial. Este artículo me ha hecho pensar en la relación entre los movimientos del mercado y las explicaciones que nos dan a posteriori.

Si de esta forma actúa el mercado ¿qué podemos entonces esperar de las posibles explicaciones que de él nos den otros como los periodistas?. Por una parte, si sólo es posible explicar el mercado por parte de aquellos que ya saben su verdadero funcionamiento y como estamos viendo esto a primera vista no es tan sencillo. ¿Tiene “lógica” hacer caso de la explicación que otros en la mayoría de los casos nos den de él?

Me gustó mucho la idea que da en el capítulo 3, del libro “Estrategias de trading cuantitativo” de Lars Kestner llamado “La necesidad de explicar las variaciones de los precios”. Y esto es precisamente lo que nos encontramos día tras día, todos los medios de comunicación persiguiendo la supuesta noticia que ha hecho mover hasta el último tick del precio de cualquier compañía intentando sacar lo que sea para poder explicar este hecho a un público ya adicto a las explicaciones, por estar precisamente acostumbrados y habituados a las mismas.
La verdad es que hay en el mercado auténticos magos de los datos quienes son auténticos expertos en explicar el porqué de todo el bailar de precios. Mezclando datos económicos con tensiones geo-vecinales en el barrio colindante al edificio de la Bolsa. Y la verdad que queda muy bonito, pero muchas veces la realidad es bien distinta.
Como ya sabemos, los movimientos de los precios cuando no hay ningún motivo específico que lo justifique puede estar dado por diversos factores los cuales puede que no estén a la vista ni de ti, ni de mí, ni del periodista ansioso de buscar un motivo por la presión de terminar el artículo a tiempo. Estos factores, obviamente no tienen porqué darse el mismo día, para rizar el rizo, puede que se desarrollen en una confluencia de días y a veces semanas, por lo que la posibilidad de encontrar el motivo en muchos casos se diluye.

¿Es posible que a veces lo que nos sucede no tenga la explicación que nos gustaría?, pues así es, bienvenido a la película de los mercados financieros dirigida por Woody Allen.

Lars Kestner pone un ejemplo simple. Habla sobre un informe que cayó en manos de un fondo de inversión en el que se hablaba de la fortaleza de la economía, provocando que el gestor del fondo se quisiera aprovechar de esta circunstancia comprando algunas acciones que se pudieran beneficiar de esto.

El gestor del fondo detecta dos compañías en una industria cíclica que han publicado ganancias mejor de lo previsto. No obstante, pese a lo que a algunos les hubiera gustado, no las compra ni cuando sale el informe ni cuando llega este a sus manos. No está convencido del todo.

Es cuando visita entonces la sede de las empresas, a la semana siguiente, y contacta con los proveedores y distribuidores para ver cómo van los pedidos en el trimestre actual. Es en este momento, cuando ha comprobado la fiabilidad de los resultados, cuando empieza a acumular gran cantidad de títulos del valor, consiguiendo con esto aumentar exponencialmente la presión compradora llevando a la compañía 2 euros por arriba del valor actual.

¿Qué dirán los medios de comunicación cuando se encuentren con esto?, ¿se inventarán rumores? ¿Atribuirán la subida a algún dato económico del día? , a partir de aquí ya dependerá de lo que se le ocurra al primer medio, con un poco de prestigio, al dar la noticia, porque es un hecho, que los demás medios repetirán lo que el primero dijo.

Lo que nunca sabremos es que fue la confluencia de muchas informaciones y circunstancias lo que hizo que la empresa x subiera el día x.