En las últimas semanas diferentes autoridades europeas han rechazado que haya un Plan B al actual. La cuestión de fondo es que en estos momentos pocos son los que conocen con exactitud cual es el Plan actual.
Voy a hacerles un pequeño resumen de lo que sabemos o creemos saber:
- Plan del Euro: incluye límites en la Constitución para el déficit y deuda, además de un compromiso de reducción del déficit como máximo hasta el 3 % en 2013
- Competitividad y desequilibrios: seguimiento a través de diferentes indicadores macro y financiero de las potenciales divergencias y excesos de las economías con mayor rigor y penalizaciones en su corrección
- EFSF/ESM conjunto desde mediados del año hasta la primavera de 2013 para dotarle de un cortafuegos financiero equivalente a casi 1 tr. EUR (en teoría)
- Más recursos para el FMI, colaborando de esta forma con el Mecanismo permanente europeo para solucionar la Crisis financiera
Probablemente me dejo algo. De hecho, la victoria de Hollande en Francia puede suponer algunas modificaciones en el Plan actual. Aunque esto es rechazado por Alemania. Se olvidan de que todo es negociable en la zona Euro, como hemos podido comprobar durante el tiempo transcurrido de Crisis. Nunca se puede decir que “nunca más”. Ni marcar límites, especialmente porque es significativa la probabilidad de que finalmente se acaben traspasando. Es lo que tiene reforzar la Unión. Pero, como decía un competidor meses atrás, también es prioritario evitar el contagio de la inestabilidad. Convergencia y solidaridad. A final de mes los líderes europeos, incluyendo el nuevo responsable de gobierno en Grecia (aunque sea en funciones), deben encontrarse para preparar la Cumbre Europea de finales de junio y chequear el cumplimiento de los acuerdos de diciembre o valorar su modificación.
¿Seguro que no hay Plan B para el incumplimiento de los objetivos de déficit? ¿en tiempo y magnitud? En este caso ha sido el Ministro de economía español el que lo ha confirmado, en contradicción con la holgura teórica que el PEC ofrece en casos de fuerte deterioro económico y ante la confirmación de ajustes fiscales. Esto último lo ha recordado recientemente el responsable de economía de la Comisión Europea. Al final una decisión discrecional que me trae recuerdos sobre otro tipo de flexibilidad, también en el caso del PEC, pero aplicada a los países centrales años atrás. Una decisión aquella, de incumplimiento de la convergencia fiscal ante una coyuntura complicada, que ha sido considerada como uno de los factores detrás de la Crisis actual. En este caso aludo a algunos consejeros del ECB que rechazan de plano un cambio en los objetivos, niveles y plazos, de déficit. En su opinión, una decisión de este tipo tendría consecuencias muy negativas en términos de confianza del mercado. La propia Merkel lo ha repetido tras hacerse oficial el resultado de las elecciones francesas, pero generalizando el incumplimiento de los acuerdos a nivel europeo. Dicho y hecho: como una profecía autocumplida el mercado presiona a los países que se atreven a cuestionar el modelo de ajuste.
Para el ECB el Plan B no es tal: simplemente hay que combinar los ajustes fiscales con reformas estructurales que propicien un aumento del crecimiento potencial, favoreciendo con el tiempo una mejora en las condiciones de financiación del mercado. ¿Y el coste a corto plazo en el crecimiento del ajuste fiscal? Asumible. Pero es cierto que la autoridad monetaria europea es cada vez más sensible al deterioro económico. Quedó bastante patente en la reciente comparecencia de su Presidente, advirtiendo del fuerte deterioro del mercado de trabajo. ¿No les recuerda al discurso de Bernanke? La diferencia es que la Fed tiene un doble objetivo entre empleo e inflación cuando el ECB se enfoca sólo en la inflación. Pero tanto en USA como en la zona EUR, un nuevo deterioro del escenario macro y/o de las condiciones de financiación darían lugar probablemente a nuevas intervenciones de los bancos centrales facilitando las condiciones financieras. O directamente interviniendo los mercados, ante su incapacidad para asignar racionalmente los precios. En mi opinión, este sería uno de los posibles planes B implícitos.
Admito que yo también creo que los ajustes para reducir la deuda acumulada son obligatorios. Y ya han comenzado. Por ejemplo, en España lo estamos viendo con la deuda de familias, empresas y sector financiero a la baja en términos del producto. Pero el descenso observado en los últimos trimestres no es significativo: los sacrificios sólo han comenzado. En el sector público es más obligado ante el riesgo que supone su incumplimiento en términos de restricción de financiación para el sector privado. Muchos parecen haber descubierto no hace mucho lo que realmente significan términos como el riesgo-país, el crowding out y naturalmente el default. También se olvidan con frecuencia que los mercados viven de expectativas, de avanzar el desarrollo futuro de los acontecimientos. Y necesitan una cierta certidumbre en que apoyarlo: lo contrario lleva al pánico.
Por fuerza, creo que la zona EUR optará por mantener el Pacto del Euro dotándolo de flexibilidad. También creo que el ECB seguirá siendo una institución clave para luchar contra la Crisis de confianza y de deuda. Y deseo que finalmente el eje franco-alemán funcione, facilitando con ello que Alemania asuma realmente un mayor papel como motor de crecimiento europeo y no sólo de financiación como hasta el momento. ¿Para qué precisamos un Plan B entonces?.