Ésta es una pregunta que me disgusta, y sin embargo me hacen mucho. Da la impresión de que el que la hace piensa que hay una receta milagrosa, que podría darles fácilmente, y que conseguir ganar dinero en la bolsa no tiene ningún mérito, más allá de conocer esa receta que podría valer para cualquiera.
Para mí, la inversión es algo muy complejo, que implica un conocimiento profundo de las empresas y un estudio detallado de cada operación. En Casa Kishoo nuestras inversiones son nuestra profesión, consecuencia de miles de horas de estudio y práctica. Supongo que nadie le preguntaría a un arquitecto qué hay que hacer para construir un edificio esperando una respuesta sencilla, y mucho menos intentaría edificarlo después de haber hablado unas cuantas horas con él sobre el tema. De la misma forma, es una locura lanzarse a la piscina de los mercados financieros sin haber empleado muchísimo tiempo en su estudio. La dedicación y el esfuerzo son la única forma de que la piscina tenga agua cuando nos lancemos.
Parece inevitable que, a todos los que trabajamos en algo relacionado con la economía o los mercados financieros, continuamente nos estén pidiendo que vaticinemos el futuro de la bolsa, las divisas o los tipos de interés. Aunque no somos adivinos, sí podemos dar nuestra opinión, más o menos fundada, sobre esos temas. Sin embargo, pedir una receta mágica para ganar dinero en bolsa no tiene ningún sentido, y sin duda es consecuencia del desconocimiento de quien la pide, al pensar en los mercados como una forma rápida y fácil de ganar dinero, cosa que nunca han sido.
Para ganar dinero en los mercados hacen falta, en mi opinión, tres cosas: información, atención y templanza. Las dos primeras están al alcance de cualquiera que ponga interés. Sin embargo, poder operar sin ponerse nervioso no es tan común, las emociones son nuestro principal enemigo. Incluso alguien que haya podido leer y aprenderse de memoria los miles de manuales sobre inversión y trading que existen, es probable que pierda dinero en sus primeras incursiones en bolsa debido a la falta de control sobre sus emociones. De hecho, una persona incapaz de mantener la cabeza fría cuando se habla de dinero, debería invertir a través de un fondo conservador o un plan de pensiones, y olvidarse de operar directamente en los mercados financieros.
Tanto un inversor como un trader tienen que tomar decisiones en un clima de incertidumbre, y decidir en función de las probabilidades y las cantidades a ganar o perder en cada operación. El problema es que, además de no estar genéticamente preparados para ello, ni siquiera nos han formado en ese sentido, ya que la educación de los niños y jóvenes suele estar demasiado estructurada, y no fomenta actitudes ni valores que tengan que ver con asumir riesgos. Por lo tanto, ser capaz de tomar correctamente esa clase de decisiones requiere mucha práctica y esfuerzo, aparte de cierto talento natural.
Sin embargo, no es recomendable que alguien se acerque a este mundo pensando que es algo divertido, lleno de emociones, como si fuera a un casino o a un partido de fútbol. Si lo hace así, la entrada le puede salir muy cara. El éxito o el fracaso en este mundo tiene que ver con la templanza necesaria para no perder de vista nuestro objetivo, y éste no debe ser pasarlo bien ni, aunque parezca sorprendente, ganar dinero (al menos al principio), sino hacer las cosas correctamente protegiendo nuestro capital.
Hay que evitar acercarse a la bolsa con la intención de ganar una determinada cantidad de dinero al año, plantearse ese objetivo carece de sentido. A los principiantes les recomiendo pensar más en la cantidad que están dispuestos a perder hasta convertirse en buenos traders. Más aún, olvidarse incluso del dinero que van ganando o perdiendo en cada operación, centrándose en mejorar su operativa.
Habrá una forma de operar que se adapte mejor a las características de cada persona, y durante los primeros meses o incluso años de aprendizaje es vital ser capaz de descubrir cuál es. Unos preferirán ser inversores value, centrándose en analizar los fundamentales de las empresas, y utilizando el análisis técnico únicamente para decidir el mejor momento de entrada o salida. Otros preferirán operar basándose exclusivamente en el gráfico y más a corto plazo, mientras que otros elegirán dedicarse al trading automático.
Sea cual sea nuestra forma de operar, es fundamental establecer un plan y tener un sistema de actuación que deberemos seguir a rajatabla. No podemos dejar que nuestras emociones nos guíen. Desgraciadamente, es habitual abandonar el sistema para dejarse llevar por el sentimiento del mercado. Hay que evitarlo, porque al hacerlo nos transformamos y pasamos a ser más crédulos y ansiosos, haciendo caso más a nuestras emociones que a nuestras convicciones y a nuestra experiencia. Es mejor ser escéptico ante la información que nos viene de fuera, e intentar aparcar tanto la codicia como el miedo, que serán nuestros mayores enemigos en este viaje.