Con este esquema simple de compra y venta se ha afianzado la idea de que necesitamos “adivinar” qué hará el activo para decantarnos por una u otra opción e incluso solemos establecer probabilidades –casi siempre basadas en sucesos anteriores -, retornos esperados, riesgos, etc explicando el comportamiento de los activos con el enfoque principal de la direccionalidad y relegando la volatilidad a un papel secundario, como un mero acompañante.
En el siguiente artículo trataré de darle un papel protagonista a la volatilidad, reivindicando su importancia a través de la exposición de la técnica “Volatility Hedge Arbitrage” que nos permite explotarla económicamente sin necesidad de tener en cuenta la direccionalidad.
EQUIVALENCIAS DIFERENTEES “RUTAS O CAMINOS” DE REALIZAR EL INTERCAMBIO
Una vía de estudiar la volatilidad es mediante las equivalencias de un activo – currency par -. En la Figura 1 observamos las equivalencias del EURUSD a través de las principales monedas JPY, GBP, CHF, etc. En un análisis rápido notamos que aunque las direcciones son similares la volatilidad es muy diferente pudiendo esta incluso llegar a cambiar temporalmente la dirección de una equivalencia – véase Figura 2 -. Este fenómeno se llama normalmente desarbitraje y en hedging es una propagación de la volatilidad. Nótese que el hedge ratio no es más que la forma de igualar las volatilidades.
VOLATILITY HEDGE ARBITRAGE
Para poner el foco en la volatilidad tenemos que aislarla, es decir, sacar la direccionalidad de la operativa lo que en otras palabras se llama market neutral y esto lo hacemos mediante un hedge – en ediciones anteriores (Hispatrading Nº 17 y 18) exponíamos las ideas básicas del hedging – teniendo posiciones compradas y vendidas sobre los mismos activos.
Para valorar las volatilidades utilizaremos la desviación estándar y para representar los hedges utilizaremos colores de tal manera que, siguiendo con el EURUSD, Black-Brown se refiere a Comprar EURGBP, Comprar GBPUSD, Vender EURNZD y Vender NZDUSD. Cuando “compramos” este hedge realmente estamos “comprando” su volatilidad, es decir su volatilidad es baja y esperamos que aumente. Viceversa cuando “vendemos”. En los siguientes graficos – Figuras 3, 4, 5 y 6 – ilustramos un esquema de un arbitraje de volatilidad con dos hedges.
La volatilidad, a diferencia de su “hermana” la direccionalidad, tiene un comportamiento más extrapolable, las desviaciones son sistemáticas y sistémicas, ajustables a un modelo estocástico lo que podemos observar en la Figura 7 y Figura 8. Incluso más, entre algunos hedges es relativamente usual tratarlos con modelos de ruido blanco.
OPERATIVA
La selección de activos se puede hacer directamente sobre un gráfico que nos muestre las desviaciones de la volatilidad de los hedges en series temporales de 4 semanas y elegir valores contrarios como se puede ver en las Figuras 9 y 10.
Sobre los valores de desviaciones a elegir lo más común es hacerlo atendiendo a zonas en las cuales la volatilidad haya cambiado sobre una serie temporal de 4 semanas con la única condición de que, al menos, los valores han de tener una desviación típica de diferencia entre ellos. Señalar que existen modelos numéricos – basados generalmente en funciones polinómicas – para detallar con más exactitud estas zonas pero en la práctica su laboriosidad no se traduce en un aumento significativo de precisión aún sin considerar las limitaciones técnicas de la ejecución de órdenes en dichos puntos.
La elección de dichos puntos tiene una importancia relativa ya que principalmente influiría en el tiempo transcurrido con las órdenes en el mercado, con los consiguientes gastos de financiación, pero no en los objetivos.
Señalar, una vez más, que estamos operando volatilidad y que en hedge los conceptos de compra y venta no tienen el significado clásico y aquí son utilizados como notación.