El análisis de ondas resulta muy útil para saber cuál es la dirección del mercado más probable en cada momento La Teoría de Ondas de Elliott es uno de los métodos más predictivos del análisis de mercados pero también uno de los más desafiantes. Está basada en unas directrices muy concretas, que si ignoradas, hacen que la herramienta sea erróneamente calificada de subjetiva. Como analistas e operadores, siempre estamos buscando formas de adherirnos a una tendencia asumiendo el menor riesgo posible. Una forma común de hacerlo es aprovechando cualquier retroceso en contra de la tendencia principal. Recuerda que según la teoría de Elliott, los movimientos de cinco ondas son impulsivos y van en dirección de la tendencia superior, mientras que los de tres ondas son considerados como estructuras de corrección. Dentro del patrón clásico de cinco ondas de impulso y tres de corrección, hay momentos decisivos en los que la probabilidad de captar el inicio de una sub-onda en la dirección de la onda superior, es más alta. Sobre estos puntos tratará este artículo. Para identificar qué partes de la estructura básica ofrecen las mejores oportunidades de entrada de posiciones, empezamos por identificar los puntos de terminación de ciertas ondas para tal de poder capitalizar en las denominadas ondas “accionarias”: aquellas que llevan al precio más lejos. Para ello vamos a utilizar algo tan sencillo como son las líneas de soporte y resistencia. Elliott observó que las ondas impulsivas suelen estar limitadas en su avance por líneas de soporte y resistencia paralelas, formando canales de precios. Su descubierta nos resulta muy útil para estimar los puntos limítrofes de la tendencia mientras esta se mueve a lo largo del canal, y también para estimar la magnitud de los movimientos correctivos una vez el precio abandona el canal. Otros analistas que siguieron a Elliott (Frost and Prechter, “Elliott Wave Principle”; Jefrey Kennedy, “The Ultimate Technical Analysis Handbook”) han descubierto que las ondas correctivas también se forman dentro de canales, igual que las impulsivas. A diferencia de estas últimas, los canales correctivos son menos inclinados que los impulsivos. De ahí que la clave está en empezar por identificar un canal de base (correctivo), y esperar a que el precio lo rompa para trazar un nuevo potencial canal. Este será más inclinado y contendrá la aceleración impulsiva, aquella en la que pretendemos capitalizar. Este nuevo canal normalmente corresponde a la onda 3 o 5, mientras que el canal de base suele corresponder a las ondas 2 o 4. Un canal inclinado también puede estar formado por ondas accionarias A o C de un zigzag o C de un flat. El punto de partida de nuestra hipótesis es que el precio no puede quedarse perpetuamente en un canal de base y necesita romperlo para entrar en tendencia y formar una onda impulsiva. Siguiendo esta misma lógica, una vez el movimiento impulsivo haya terminado, el precio vuelve a romper este nuevo canal confirmando que una corrección de la misma onda (o del mismo ciclo) está en formación. La teoría de Elliott permite muchas variaciones en las secuencias de ondas. Por este motivo, y a diferencia de lo que es más habitual, he preferido utilizar ejemplos reales en vez de esquemas idealizados. El procedimiento es sencillo: recuerda que para trazar un potencial canal se necesitan por lo menos tres puntos de contacto. 1- Primero identificamos las potenciales ondas 1 y 2, como podemos observar en el gráfico del USD/CHF de períodos de 240 minutos. En el momento de su formación estas ondas también podrían ser potenciales ondas A y B. Pero dado que el gráfico ya está más avanzado, y gracias a las directrices de la teoría de Elliott, sabemos que se trata de una onda motriz de grado superior y no de una corrección. 2- Después, siguiendo con el mismo ejemplo, se unen el mínimo registrado por la tendencia anterior y el final de la supuesta onda 2 con una línea de tendencia. En seguida trazamos una línea de resistencia paralela a la línea de soporte utilizando el final de la supuesta onda 1 como punto de contacto. Ya tenemos el canal de base dibujado. 3- Si la línea de resistencia se rompe, como ha sido el caso en el franco suizo frente al dólar, probablemente estaremos delante de un movimiento alcista de carácter impulsivo. Cuando este movimiento se haya desplegado en cinco ondas, cabe esperar que se desarrolle la corrección de la onda 4 para finalmente poder capitalizar en la onda impulsiva 5. Una de las directrices de la teoría dicta que la onda 4 no puede solaparse con el final de la onda 1. A este nivel se le llama el “punto de nulidad” y es importante para saber hasta dónde puede ir la onda 4 (línea roja). Para refinar la técnica, sugiero que se segmente el canal en capas relacionadas con proporciones de Fibonacci como muestra el gráfico arriba. Un buen dominio de análisis de soporte y resistencia es imprescindible en muchas técnicas de análisis técnico. En el caso de las ondas no es diferente: se necesita este conocimiento para su correcta identificación. También es sabido que estos niveles se pueden proyectar con la ayuda de proporciones Fibonacci. El resultado de esta fusión es el canal de Fibonacci, herramienta disponible en la mayoría de plataformas gráficas. Sugiero que utilices los niveles internos 0,382%, 0,5%, y 0,618%. 4- También puede ocurrir, como se aprecia en este gráfico semanal del oro, que la onda motriz III se agote y la anterior resistencia del canal de base sea franqueada a la baja. Es una señal inequívoca de que la onda impulsiva ha terminado y que una corrección está en marcha. A diferencia del ejemplo anterior, aquí el movimiento que antes se detuvo en una línea de Fibonacci, volvió al interior del canal y incluso lo franqueó a la baja. Cuándo esto sucede, la estructura emergente es, probablemente, de carácter correctivo. Cuando la onda 4 llega a su fin, los puntos finales de las ondas 2 y 4 se pueden conectar para estimar el alcance de la onda 5. 5- Sólo una vez terminada la onda 5, nos preparamos para una fase correctiva. Por veces, el precio rompe el canal en contra de la tendencia antes que la onda 5 llegue a tocar el límite del canal. Esto es lo que sucedió en el gráfico semanal del dólar australiano. Lanzando una mirada al gráfico diario, podemos ver como el canal ya se ha roto a la baja con una onda de mucho recorrido en poco tiempo: una personalidad típica de una onda accionaria 3 o C. 6- Al identificar una onda dentro de un canal (incluso por veces, dentro de un canal convergente), un breve franqueo de una de sus líneas puede llevar a una falsa rotura: una rotura en la que el precio vuelve al interior del canal. Es lo que se llama un “Throwover” y suele ocurrir después de una onda 5. Veamos a continuación una situación real en libra esterlina (en 4 horas): si trazáramos un canal uniendo las ondas 2) y 4) con el soporte del canal anclado en 1), veríamos una rotura del soporte en la inda 5 de 3). De nuevo en su interior, el precio despliega la onda 4). Es habitual que la onda 4) de grado superior termine en las proximidades de la 4 de grado inferior. A menudo con las ondas motrices, una de las ondas de impulso tiene una extensión. Esto puede ser usado como una guía para calcular la longitud de las ondas siguientes. Por ejemplo, si las ondas 1 y 3 demuestran una longitud similar, esperamos que la onda 5 sea la más larga con una extensión. Si es la onda 3 que se extiende, y la onda 1 no muestra una extensión, entonces la onda 5 debe ser similar a la onda 1 en su forma. Este es el caso de la libra en ejemplo anterior. Si ves una onda 3 más corta que la onda 1, entonces es que tienes que volver a contar las ondas hasta que el recuento sea aceptable de acuerdo con la teoría.

Conclusiones

Al hacer un recuento de las sub-ondas de una onda, ten siempre en cuenta que la estructura de sub-ondas tiene cierta elasticidad, y que las proporciones no siempre son las mismas que en un modelo idealizado. Intenta guiarte por las directrices que dicta la teoría elliottiana y, si no logras hacer un recuento, busca en gráficos superiores o inferiores una estructura que esté bien clara. Trabaja a partir de esa estructura, tomándola como punto de partida para las demás temporalidades. A diferencia de otros tipos de análisis en los que es la perspectiva a largo plazo la que guía a la estructura menor, con las ondas de Elliott puede ser al revés: que sea una estructura de corto-plazo la que sirva de punto de partida para un análisis a largo plazo. No olvides el viejo axioma que dice que “La tendencia es nuestra amiga.” Tratar de operar en contra de la tendencia es muy arriesgado y poco aconsejable. No obstante, con la teoría de Elliott, no se trata de ir siempre en la dirección de la tendencia principal. Más bien se trata de aprovechar los movimientos accionarios: aquellos en que el precio se mueve más en menos tiempo. Esto nos permite entrar en beneficios cuanto antes, reducir el tiempo en el mercado (permanecer con una posición abierta equivale a más riesgo), y alcanzar unos beneficios flotantes que nos permitan proteger parte de lo ganado. Si el recuento prevé que la siguiente onda accionaria se moverá a la baja, obviamente, queremos ir cortos. Si en cambio, la estructura de ondas apunta a que pronto tendremos una onda accionaria ascendente, entonces la preferencia es ir largos. Se trata de anticipar cuál es la próxima onda accionaria, tanto si esta forma parte de un impulso como si se trata de una sub-onda de una corrección de grado superior. El análisis de ondas resulta muy útil para saber cuál es la dirección del mercado más probable en cada momento. Pero a menudo no sabemos utilizarlo para precisar nuestras entradas. Según las directrices que conforman parte de la teoría, podemos utilizar los puntos de nulidad como el lugar más obvio para poner altos de pérdida (Stop Losses). Además, las relaciones áureas de las ondas proporcionen los puntos más idóneos en los que obtener beneficios. Pero estas directrices no son explícitas en dónde entrar o agregar a una posición. Es en un esfuerzo por llenar este vacío que se han incorporado los canales a la Teoría de Ondas de Elliott.